¿Excusas o arrepentimiento?


Las excusas corroen las relaciones humanas, debilitan el carácter y evitan que confiemos en Dios. La actitud del que encuentra excusas suele ser buscar culpables en lugar de buscar a Dios en arrepentimiento. El arrepentimiento trae esperanza, mientras que las excusas causan que nos sintamos frustrados y con la necesidad de culpar a otros.

En Proverbios 28:13, el Espíritu Santo describe así la diferencia entre ambas actitudes:

"El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia".

Encubrir nuestros pecados (es decir, buscar excusas) destruye la confianza en Dios. Sin embargo, el arrepentimiento resulta en misericordia y bendiciones de Dios. Pon atención a lo que dices tú y a lo que dicen tus hijos. Si escuchas respuestas como las siguientes, podrías sospechar que las excusas se han vuelto un patrón de comportamiento:

"Lo lamento. No era mi intención enojarme".
"Es que estoy cansada".
"Él empezó".
"Si fueras más amable, sería mucho más fácil".
"El clima está horrible y tengo que quedarme aquí encerrada. Por eso estoy irritable".
"No fue mi culpa. Es que no me siento bien".

Estas respuestas son ejemplos de excusas que no reflejan libertad, sino frustración y remordimiento. Si por el contrario el arrepentimiento fuera nuestra primera reacción, podríamos estar confiados en la misericordia de Dios. Ya no necesitaríamos una excusa porque sabríamos sin duda que Dios nos perdona y que Él puede ayudarnos a cambiar. El arrepentimiento es el camino a la libertad.

El arrepentimiento puede definirse así: “Cambiar de forma de pensar y dar la media vuelta para hacer lo que es correcto”.

Este es un ejemplo de una oración que puedes hacer:

“Dios, gracias por hacer posible mi arrepentimiento al enviar a Jesús a vivir y morir en mi lugar. Gracias porque mi pecado ya no me separa de tu amor. A veces sigue siendo difícil para mí arrepentirme; especialmente cuando soy terco y estoy enojado y quiero que las cosas se hagan a mi manera. Por favor dame un corazón arrepentido y ayúdame a amarte más. En el nombre de Jesús, amén”.

Tomado de: Get Wisdom! por Ruth Younts.

Aprende y enseña esta oración a tus hijos.


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Traducción: Ana Franco, BCTA




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