Enseña a tus hijas a temer a Dios, no a los hombres


Las relaciones basadas en el temor de Dios brindan seguridad y protección. Los hombres que temen a Dios honrarán, apreciarán y comprenderán a sus esposas. Las mujeres que temen a Dios serán capaces de reconocer a los hombres que no temen a Dios. Esta sensibilización permite a las mujeres protegerse de relaciones que las pueden conducir a la utilización, inseguridad y abuso. Tus hijas deben saber esto.

Los hombres débiles encuentran seguridad cuando las mujeres les temen. Es verdaderamente irónico. Estos hombres se ponen a sí mismos en el lugar de Dios. Ellos exigen ser admirados y reverenciados.

Los hombres explotadores y abusivos siempre aparentarán ser comprensivos en extremo, pero sus motivos están lejos de ser puros. Conforme progresa la relación, el cuidado se convierte en control. La evolución continúa hasta que una horrenda mezcla de abuso y conciliación se convierten en la norma habitual. Finalmente, los hombres en cuestión sólo se sienten satisfechos cuando se comportan de manera abusiva.

De este modo, se establece y transmite de una generación a otra el horrible ambiente de las relaciones abusivas. Esto es lo que pasa cuando se reemplaza el temor a Dios con el temor a las personas.

En dichas relaciones, se hace sentir a las mujeres que ellas son el problema, que tienen la culpa de las acciones abusivas del hombre. Los hombres abusivos se esfuerzan en crear y mantener este engaño. Se debe ayudar a las mujeres a liberarse de esto. En sus vidas, es Dios quien debe ser temido y no los hombres. Se requiere valor para clamar por ayuda, pero es necesario que suceda. Si el abuso pecaminoso es verbal, llévalo ante la iglesia. Si el abuso es violento y físico, llévalo ante las autoridades legales y ante la iglesia. Si la iglesia falla en examinar a fondo lo que está sucediendo, exijan que lo haga. Si se rehúsa, busca otra iglesia que quiera hacerlo.

Esta epidemia de abuso ha infectado nuestra cultura. Brevemente, aquí están tres maneras de combatirla:

Primeramente, se debe enseñar a nuestras hijas que el propósito de Dios para ellas es que sean honradas y no manipuladas, comprendidas y no controladas. Se les debe advertir que existen hombres que usarán el nombre de Dios como un medio de control y engaño. No cualquiera que dice “Señor, Señor” es confiable. Lo hombres que aman y temen a Dios sustentarán, cuidarán y entenderán a las mujeres, de manera particular a sus esposas.

En segundo lugar, debemos enseñar a nuestros hijos a valorar a la mujer como Dios lo ordena. Las mujeres no son objetos que se puedan poseer. A las mujeres se les debe honrar y atender, no controlar ni subyugar. Las mujeres han sido creadas a la imagen de Dios y se les debe tratar como tales.

En tercer lugar, y lo más importante, la iglesia debe estar consciente de que estas relaciones abusivas existen en la iglesia también. El abuso puede ser verbal, físico o una combinación de ambos. Debe ser identificado y detenido.

Toda relación tendrá conflictos y luchas por solucionar. Una relación bíblicamente saludable será capaz de resolver estos problemas como parte de su vida. Pero las relaciones abusivas no podrán sanar sin el cuidado y ayuda externa. Y, sin olvidar lo obvio, las mujeres pueden ser abusivas en las mismas formas que se mencionaron anteriormente.

Si se teme a Dios entonces la iglesia debe actuar para proteger y ayudar a aquellos que están atrapados en la oscura cultura del abuso. Hay mucho más por decir. Algunas mujeres están atrapadas pensando que si ellas actuaran de una forma diferente, el abuso pararía. No se dan cuenta que tales pensamientos están basados en el temor al hombre y no en el temor a Dios. Preocúpate lo suficiente por tus hermanos y hermanas como para involucrarte. Teme a Dios en lugar de al hombre.

"En el temor de Jehová está la fuerte confianza;
Y esperanza tendrán sus hijos.
El temor de Jehová es manantial de vida
Para apartarse de los lazos de la muerte".
Proverbios 14:26-27


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Publicación original en http://www.shepherdpress.com/teach-your-daughters-to-fear-god-not-men/
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Traducción: Noemí Vazquez, BCTA


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